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A las 6 y pico

La profecía

La profecía Ha de cumplirse la profecía, pues está escrita en un lugar oculto y sagrado. Te está permitido escucharla, pero no recordarla. Y la profecía dice así:

En una calle habitual pero no cotidiana, verás a un hombre.
Y ese hombre llevará una corbata azul con lunares amarillos.
Y ese hombre vestirá un traje negro y zapatos del mismo color.
Y esa corbata no será sólo fea, sino además errónea.
Y ese hombre llevará una camisa negra.
Y esa corbata no será sólo errónea, sino además, de una forma misteriosa e inescrutable, maligna.
Y ese hombre tendrá un rostro triste y gris.
Y contemplar esa corbata causará espanto.
Y el hombre vestido de negro se acercará a ti.
Y ese hombre hablará.
Y su rostro se volverá más triste y más gris según hable.
Y al mismo tiempo, el gris se volverá verdoso.
Y estas serán sus palabras:
"Disculpe, ¿me podría indicar cómo se llega a la calle...?"
Y no acabará la frase.
Y jamás sabrás a qué calle quiere llegar.
Y cuando se interrumpan las palabras del hombre que vestirá de negro, observarás que sus ojos se llenan de lágrimas.
Y será horrible contemplar esas lágrimas.
Oirás al mismo tiempo un gemido lento y largo.
Y será horrible oírlo.
El gemido se convertirá poco a poco en palabras: estoy perdido estoy perdido estoy perdido.
Y será horrible escuchar esas palabras.
Y de pronto el rostro del hombre se volverá muy pálido, manteniendo lo verdoso.
Y entonces enloquecerán el rostro y el hombre.
Y saldrá corriendo el hombre.
Y el rostro gritará.

Desde entonces, jamás podrás olvidar esa corbata.
La verás en los sueños.
Creerás verla en la vigilia.

Y desde entonces, la sal aparecerá misteriosamente en el azucarero.
Y el azúcar en el salero.
Y por la noche todos los ojos de todos los gatos de todos los tejados se volverán para mirarte.
Y el mundo será espantoso de una forma misteriosa e inescrutable.

Cuatro meses y dos semanas más tarde, saludarás a la muerte en un suburbio de una ciudad oriental llena de rostros feroces.
Y pensarás que por fin podrás librarte de la corbata.

Pero tu infierno será una eternidad azul con lunares amarillos.


Javier
24 de abril de 2004

4 comentarios

Espuma -

Y también a los lunares amarillos.

Espuma -

siempre he temido a las profecías de corbatas.

¡cómo disfruto Señor!

Pakijavi -

Yo también te quiero, cariñooooooo.

Y no me lo habías dicho, pero te lo noto en la mirada, jeje.

Un abrazo, cuentero.

Gonzalo -

Javi, ¿te he dicho alguna vez que te quiero?

Un abrazo.